La
historia comienza con el Rey Herodes (rey de Judea durante el reinado de César Augusto) y su temor a que se cumpliera la profecía del Mesías del Antiguo Testamento. Obsesionado con la idea de perder su reinado, ordenó la infame Masacre de los Inocentes, es decir, el asesinato de todos los niños varones de menos de dos años en la ciudad de Belén.
Siguiendo el rastro de la profecía, la película retrocede un año al Santo Templo de Jerusalén, donde Zacarías, un sacerdote muy piadoso, tiene una visión en la que Dios le anuncia que su esposa «le dará un hijo y que ese hijo será el profeta que preparará el camino al Señor». Dado que Isabel ya no está en edad de tener hijos, Zacarías expresa su incredulidad y se queda sordo.
Mientras tanto, en Nazaret, un pueblo oprimido por las devastadoras prácticas impositivas del Rey Herodes, los padres de una adolescente llamada María acuerdan el matrimonio de ésta con José. Turbada por la idea de tener que casarse con «un hombre al que apenas conozco y al que no amo», María se refugia en un viejo olivar para pensar. Allí recibe la visita del Ángel Gabriel, quien le anuncia que ha sido elegida para llevar en su vientre al hijo de Dios, un hijo al que pondrá por nombre Jesús y que será el Salvador de la humanidad. María acepta la noticia pero se encuentra sobrecogida por el anuncio y no se imagina cómo puede contárselo a sus padres.
De Nuevo en Jerusalén, el Rey Herodes se siente amenazado por el rumor de que va a llegar un nuevo Rey y por eso ordena a sus hombres que maten a cualquiera que pueda ser ese «hombre poderoso, ese Mesías».
En Persia, otro grupo de hombres siguen la profecía con gran expectación. Los tres Reyes Magos – Melchor el erudito, Gaspar el escéptico traductor y Baltasar el astrónomo etíope – habían estudiado los documentos antiguos y creían que iba a tener lugar un acontecimiento celestial (lo que ahora conocemos como una convergencia planetaria) que indicaría el nacimiento del Mesías. Melchor convence a sus compañeros para realizar el largo camino a Judea siguiendo a la «estrella».
En Nazaret, María, en un esfuerzo por entender su situación, va a visitar a su prima Isabel y promete a sus padres que estará de vuelta para la cosecha. María se siente aliviada al saber que lo que Gabriel le había dicho era cierto: Isabel se encuentra a mitad de un embarazo que se considera milagroso dada su avanzada edad. Isabel anima a María y comparte con ella su alegría. Después del nacimiento de Juan Bautista, tras el que Zacarías recuperó el habla, María se encuentra emocionalmente preparada para regresar a Nazaret.
Su llegada a casa no es muy acogedora ya que al bajarse del carro el abrigo se le abre y deja ver su embarazo. Sus paisanos la ridiculizan y tiene también un enfrentamiento con José y con sus padres, que no la creen: «¿Que un ángel te ha dicho que llevarás en tu seno al hijo de Dios?». La noche siguiente, José tuvo un sueño en el que le visitó el Ángel Gabriel para confirmarle la historia de María. Después de eso José le dice a María que estará a su lado independientemente de lo que piensen los demás: «Tú eres mi esposa y yo soy tu marido, eso es todo lo que los demás tienen que saber». Por primera vez, María comienza a darse cuenta de que José es, como le decía su madre «un hombre bueno y fuerte».
Poco después y siguiendo un decreto de Roma, el Rey Herodes ordena a todo el mundo que regrese a su lugar de nacimiento para realizar un censo que cree que le ayudará a encontrar al Mesías. Esto obliga a María y José a comenzar su largo camino hacia su pueblo natal, Belén. A través de peligrosos desfiladeros, profundos ríos y áridos desiertos, José intenta durante todo el camino mantener la promesa que les había hecho a los padres de María: «Protegeré a su hija y al niño con todas mis fuerzas». El aprecio que María siente por José va aumentando a cada paso del camino.
María y José atraviesan Jerusalén sin ser detectados por los soldados de Herodes, pero los Reyes Magos, con sus magníficas capas de seda y en sus adornados camellos, son llamados por los soldados y obligados a cenar con el Rey, quien los agasaja con un banquete y charla con ellos sobre el inminente nacimiento. Herodes les anima a buscar al niño y a comunicarle su paradero para que él «también pueda rendirle culto».
María y José llegan a Belén justo en el momento en que ella se pone de parto pero no encuentran ninguna posada ni habitación en la que alojarse. Finalmente, un pastor les permite usar su establo, que es donde nace Jesús. En el momento del nacimiento, los planetas se alinean creando una estrella extremadamente brillante, un acontecimiento celestial que todos pueden ver, incluso los pastores del campo, que siguen el resplandor hasta Belén para rendir tributo al niño. Los Reyes Magos también llegan al establo y ofrecen al niño oro, incienso y mirra. Melchor se queda asombrado al ver que el nuevo rey ha nacido en un establo en lugar de un palacio y dice: «Los más grandes reyes nacieron en los lugares más humildes».
